La mujer nueva

Daniela Schroder. Licenciada en Lengua y Literatura Hispánica (U. Chile), Magíster en Estudios Latinoamericanos (U. Chile) y Doctora © en Historia (UBA). 

Ciudad: Santiago
Productor: Movimiento Pro-Emancipación de la Mujer Chilena (MEMCH)
Personas Vinculadas: Marta Vergara, Elena Caffarena, Graciela Mandujano, Laura Rodig, Olga Poblete.
Ubicación: Biblioteca Nacional
País: Chile
Año: 1935, 1941

Y noso­tras, muje­res de Chile, mano a mano con nues­tras her­ma­nas de otros paí­ses, esta­mos dis­pues­tas a luchar en forma impla­ca­ble con­tra este trá­gi­co horror que se cier­ne sobre noso­tras. (…) ¡Defendamos nues­tros hijos! ¡Luchemos con­tra el cri­men de la gue­rra! ¡Defendámonos noso­tras como seres vivien­tes! ¡Luchemos impla­ca­ble­men­te con­tra el fas­cis­mo, que nos ani­qui­la!.

— La mujer nueva, nº 1, 1935

La revis­ta La mujer nueva se editó en un con­tex­to de inten­sa agi­ta­ción polí­ti­ca, cuan­do Chile salía de la dic­ta­du­ra de Carlos Ibáñez del Campo y se enca­mi­na­ba hacia el gobierno del Frente Popular de Pedro Aguirre Cerda. En este esce­na­rio, las muje­res par­ti­ci­pa­ron acti­va­men­te en las luchas popu­la­res, ya fuera a tra­vés de orga­ni­za­cio­nes autó­no­mas, vin­cu­la­das a par­ti­dos polí­ti­cos o crean­do los suyos pro­pios. Lejos de la pren­sa comer­cial diri­gi­da al públi­co feme­nino, la pren­sa polí­ti­ca ela­bo­ra­da por y para muje­res se con­so­li­dó y radi­ca­li­zó en la déca­da de 1930. Mientras revis­tas como Lealtad, Camarada y Trinchera esta­ban liga­das a sec­cio­nes feme­ni­nas de par­ti­dos, emer­gie­ron orga­ni­za­cio­nes femi­nis­tas autó­no­mas que impul­sa­ron sus pro­pias publi­ca­cio­nes perió­di­cas, como Acción Femenina, del Partido Cívico Femenino, y La Mujer Nueva, del Movimiento Pro-Emancipación de la Mujer Chilena (MEMCH).

Formado en 1935, el MEMCH se defi­nió como una orga­ni­za­ción femi­nis­ta, demo­crá­ti­ca y autó­no­ma de los par­ti­dos polí­ti­cos, con el pro­pó­si­to de luchar por la libe­ra­ción inte­gral de la mujer, espe­cial­men­te la libe­ra­ción “eco­nó­mi­ca, jurí­di­ca, bio­ló­gi­ca y polí­ti­ca”. Fundada por Elena Caffarena, Marta Vergara y un grupo de ocho muje­res más, desde el ini­cio tuvo una mar­ca­da voca­ción uni­ta­ria, reu­nien­do a muje­res de diver­sas cla­ses socia­les y ten­den­cias polí­ti­cas. Esto inclu­yó a muje­res de clase media pro­fe­sio­na­les —parte de las pri­me­ras gene­ra­cio­nes que acce­die­ron a estu­dios uni­ver­si­ta­rios—, así como a nume­ro­sas muje­res de sec­to­res popu­la­res. Con sus die­cio­cho años de exis­ten­cia, el MEMCH se con­so­li­dó como una de las orga­ni­za­cio­nes de muje­res más masi­va y dura­de­ra de la his­to­ria en Chile.

Lejos de res­trin­gir­se a los lla­ma­dos “pro­ble­mas de las muje­res”, el MEMCH desa­rro­lló una lec­tu­ra femi­nis­ta de las prin­ci­pa­les pro­ble­má­ti­cas socia­les y polí­ti­cas de la época. A tra­vés de movi­li­za­cio­nes, inter­pe­la­cio­nes a los pode­res del Estado y cam­pa­ñas de soli­da­ri­dad, arti­cu­ló a las muje­res en una acción polí­ti­ca colec­ti­va y radi­cal. Para la época, esta radi­ca­li­dad se expre­sa­ba ya desde el pro­pio nom­bre de la orga­ni­za­ción, que rei­vin­di­ca­ba la idea de la “eman­ci­pa­ción” de la mujer.

Con el sub­tí­tu­lo Boletín del Movimiento Pro-Emancipación de la Mujer Chilena, La mujer nueva publi­có vein­ti­sie­te núme­ros entre 1935 y 1941, ini­cial­men­te de forma men­sual y luego con menor fre­cuen­cia. Su edi­to­ra, Marta Vergara, escri­to­ra, perio­dis­ta y mili­tan­te comu­nis­ta, con­vir­tió la publi­ca­ción en una una tri­bu­na públi­ca para que se expre­sa­ran las voces de múl­ti­ples auto­ras. En un con­tex­to donde muchas muje­res care­cían de for­ma­ción o expe­rien­cia polí­ti­ca pre­via, La mujer nueva fue fun­da­men­tal para for­ta­le­cer la cohe­sión del movi­mien­to y hacer cir­cu­lar ideas y accio­nes femi­nis­tas.

Inicialmente con cua­tro pági­nas, luego amplia­das a ocho, la revis­ta man­tu­vo una estruc­tu­ra con sec­cio­nes y un dise­ño rela­ti­va­men­te esta­ble, aun­que el títu­lo pasó de tener una tipo­gra­fía moder­nis­ta con influen­cias Art decó, a una más ges­tual, para final­men­te uti­li­zar let­te­ring. Contaba con una edi­to­rial, noti­cias nacio­na­les e inter­na­cio­na­les, infor­ma­ción sobre la direc­ción nacio­nal del movi­mien­to y sus comi­tés de barrio, ade­más de artícu­los de opi­nión sobre diver­sos temas. Con el tiem­po, incor­po­ró una pági­na lite­ra­ria. La mayo­ría de los núme­ros tam­bién incluían el pro­gra­ma y otros docu­men­tos de la orga­ni­za­ción. A dife­ren­cia de Acción Femenina y otras publi­ca­cio­nes de orga­ni­za­cio­nes de muje­res de la época, no des­ti­nó sec­cio­nes a temas como belle­za o cui­da­do del hogar.

A tra­vés de artícu­los, noti­cias y diver­sas sec­cio­nes, La mujer nueva difun­dió amplia­men­te la pro­pues­ta pro­gra­má­ti­ca e ideo­ló­gi­ca del MEMCH, defen­dien­do los dere­chos polí­ti­cos, eco­nó­mi­cos y socia­les de las muje­res en el marco de una lucha por la demo­cra­ti­za­ción. Desde la por­ta­da del pri­mer núme­ro, con artícu­los como “Las muje­res y el fas­cis­mo” y “La mujer obre­ra es doble­men­te explo­ta­da”, quedó claro el carác­ter mili­tan­te de la publi­ca­ción, esta­ble­cien­do dos ejes fun­da­men­ta­les que se man­tu­vie­ron hasta su edi­ción final. En el con­tex­to mun­dial de auge auto­ri­ta­rio, la revis­ta des­ta­có por su polí­ti­ca inter­na­cio­na­lis­ta, que puso en pri­mer plano la lucha anti­fas­cis­ta, soli­da­ri­zan­do espe­cial­men­te con la causa repu­bli­ca­na espa­ño­la y con­tra el nazis­mo.

En el con­tex­to de la lla­ma­da “cues­tión social”, La mujer nueva denun­ció las pre­ca­rias con­di­cio­nes de vida de muje­res y niños en sec­to­res popu­la­res, enfa­ti­zan­do espe­cial­men­te pro­ble­mas de salud públi­ca como la mor­ta­li­dad infan­til, el acce­so a edu­ca­ción sexual, anti­con­cep­ti­vos y la nece­si­dad de lega­li­zar el abor­to cien­tí­fi­co fren­te a la reali­dad de los abor­tos clan­des­ti­nos. La eman­ci­pa­ción eco­nó­mi­ca de la mujer cons­ti­tu­yó un aspec­to fun­da­men­tal del pro­gra­ma del MEMCH, levan­tan­do la con­sig­na “igual tra­ba­jo, igual sala­rio”. Desde sus pági­nas, La mujer nueva denun­ció diver­sos pro­yec­tos de ley que excluían a las muje­res de con­quis­tas socia­les como el sala­rio míni­mo y la asig­na­ción fami­liar, ade­más de impo­ner res­tric­cio­nes a su con­tra­ta­ción en el empleo públi­co.

Junto con la deman­da de polí­ti­cas de pro­tec­ción a la infan­cia, el bole­tín impul­só tam­bién la amplia­ción de los dere­chos civi­les de las muje­res, ponien­do espe­cial énfa­sis en la regu­la­ción de la sepa­ra­ción de bie­nes, el régi­men matri­mo­nial y el dere­cho al divor­cio. En cuan­to a los dere­chos polí­ti­cos, si bien la lucha por el sufra­gio feme­nino apa­re­ció men­cio­na­da en diver­sos núme­ros, no ocupó un lugar cen­tral debi­do a que el dere­cho a voto en elec­cio­nes muni­ci­pa­les ya había sido pro­mul­ga­do en 1934, y que recién a par­tir de 1946 las orga­ni­za­cio­nes femi­nis­tas inten­si­fi­ca­ron sus esfuer­zos por exten­der este dere­cho al ámbi­to nacio­nal.La mujer nueva fue un pro­yec­to revis­te­ril femi­nis­ta que amplió y radi­ca­li­zó la con­cep­ción de la polí­ti­ca y la demo­cra­cia. Sus pági­nas no solo vin­cu­la­ron la eman­ci­pa­ción de las muje­res con las rei­vin­di­ca­cio­nes popu­la­res a nivel temá­ti­co, sino que al inter­ve­nir como voz colec­ti­va feme­ni­na en el campo de la pren­sa polí­ti­ca impre­sa fue­ron ellas mis­mas un agen­te de trans­for­ma­ción del carác­ter patriar­cal y de clase de la esfe­ra públi­ca moder­na lati­no­ame­ri­ca­na. Así, el bole­tín no solo impul­só la par­ti­ci­pa­ción de las muje­res en el deba­te públi­co y la polí­ti­ca, sino que abrió el camino para lograr una esfe­ra públi­ca real­men­te demo­crá­ti­ca.

Referencias

Libros y publi­ca­cio­nes aso­cia­das: 

Gaviola, E., Jiles, X., Lopresti, L., & Rojas, C. (1986). Queremos votar en las pró­xi­mas elec­cio­nes. Historia del movi­mien­to feme­nino chi­leno 1913–1952. La Morada / Fempress / Isis / CEM.

MEMCH. (1983). MEMCH. Antología para una his­to­ria del movi­mien­to feme­nino en Chile. Minga.

Montero, C. (2010). Textos en con­tex­to. Discursos femi­nis­tas en revis­tas femi­nis­tas, y su rela­ción dia­ló­gi­ca con los dis­cur­sos socia­les, Chile 1930–1939. Tesis doc­to­ral, Universidad de Chile.

—. (2018). Y tam­bién hicie­ron perió­di­cos. Cien años de pren­sa de muje­res en Chile 1850–1950. Hueders.

Otros enla­ces:

Prensa de muje­res es un pro­yec­to de inves­ti­ga­ción sobre la acción de muje­res como edi­to­ras de medios de pren­sa entre 1850 y 1950. En el sitio web se encuen­tran las bio­gra­fías de las edi­to­ras y los índi­ces de las publi­ca­cio­nes perió­di­cas. Investigadora a cargo: Claudia Montero.
https://prensademujeres.cl/

“La Mujer Nueva”, Memoria Chilena. El sitio web Memoria Chilena, de la Biblioteca Nacional, tiene una entra­da dedi­ca­da a la revis­ta La Mujer Nueva, donde se encuen­tran digi­ta­li­za­dos todos los núme­ros dis­po­ni­bles.
https://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-701.html

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